1.7.09







Rumanía. Nueve días allí haciendo un proyecto para la plaza de un pueblo. Chupitos antes de cada comida -y durante-, poco tiempo libre, cenas dignas de un banquete nupcial, calor, lluvia, diluvio, días sin dormir, vino tinto, piños de oro por doquier, niños que aprenden a pedir antes que a decir mamá, más chupitos, gente que te habla en su idioma totalmente convencidos de que les estás entendiendo aunque tu cara indique lo contrario, bosques, templos, monjas y monje -digno de una peli de terror-, Vlad Tepes, precios ridículamente bajos (...)

Hora de comer, nuruk!